La importancia del trabajo bien hecho.
Con este caso intentaré exponer la importancia del conocimiento y la formación en odontología y como todos los tratamientos no son iguales.
Hace un año más o menos, nos llegó a la consulta un paciente joven para que le diéramos presupuesto para rehabilitar un central.
Como en todos los casos, el paciente rellenó su ficha con sus datos, tanto personales como médicos, y se le pasó a gabinete para hacerle la primera consulta, que junto con una radiografía orto panorámica para ver el estado actual de toda su boca, me daría la posibilidad de entregarle al paciente un diagnóstico y plan de tratamiento indicado para solucionar su problema.
El paciente había recibido un golpe en un central, en la paleta, y necesitaba hacerse una extracción de la pieza y rehabilitarla con un Implante. Para ponernos en situación, comentar que el paciente es joven, alrededor de 40 años, podríamos decir que apuesto y por su forma de vestir alguien que se preocupa por su aspecto. Independientemente de estos datos, el plan de diagnóstico sería el mismo para cualquier tipo de perfil.
La indicación y propuesta que yo, como doctor, le hice, fue la siguiente:
Tendríamos que realizarle la extracción con cuidado, intentando no dañar el hueso alrededor del diente, para no afectar al resultado de la cirugía. Proponíamos colocar un implante sobre la marcha, pero la colocación del implante sin más no era suficiente. El central, el comúnmente llamado “la paleta” es un sector estético y requiere de un trabajo minucioso y bien hecho. Para asegurar el resultado a futuro, el implante debía ir acompañado de una regeneración ósea y un injerto de tejido conectivo (cortar un poco de paladar y colocar alrededor del implante para generar volumen de encía en ese punto). Y hacer un provisional para colocárselo el mismo día, atornillado sobre el implante, e ir conformando la encía alrededor de este en citas posteriores. Nuestra querida Dara, le entregó el presupuesto, ofreciéndole todo tipo de facilidades.
El paciente se quedó encantado con mi explicación, pero no estaba conforme con el precio. ¡No quería pagar ese importe! Vino varias veces a hablar conmigo sobre lo mismo, insistió en que le colocase solo el implante y la corona, sin la regeneración ni el injerto, que eso para él era suficiente. Le recomendamos ir a otras clínicas para pedir opiniones, no obstante siempre haciéndole saber que yo jamás haría lo que paciente pide, sino lo que yo como profesional, considero que necesita.
Finalmente y tras convencerse de que yo, o le hacía el tratamiento a mi manera, o no le haría nada, decidió tratarse en otra clínica donde le colocaban solo el implante y la corona. Pasó por la consulta a saludar y a comentarnos su decisión, pues trabajaba por la zona.
Al poco tiempo, nos lo cruzamos por la calle y se paró a saludar, para enseñarnos que ya se había colocado el implante, y que aunque no estaba muy contento con el resultado, creía que podría mejorar pues llevaba solo el provisional. Al par de meses volvió a llamar y pidió cita de nuevo conmigo, el resultado no era para nada el esperado, cuando sonreía se le notaba un defecto (hundido) en la zona del implante, transparentándose además el metal y donde también la encía se había retraído. ¡Y ahora quería que, esta vez sí, yo le arreglase el defecto que tenía!
Imposible amigo, …. Ahora yo ya no podía, ni quería, garantizarle que el resultado fuera el esperado por mí. Ni siquiera llegué a darle presupuesto, sencillamente no quería hacerme cargo de un tratamiento sobre el que ya le había avisado en varias ocasiones del resultado y del porqué de la necesidad de hacerlo bien.
PD: Las fotos que aporto son las de un paciente con el trabajo bien hecho, y otro que vino a la consulta con el defecto expuesto.